Sin excusas



-¿Tela de Namibia, Zimbabwe o Botswana?

-Ehhhh?
*



No quiero. En todo caso si se le ocurre algo, a alguien…
Lo que es por mí: se me fueron las ganas de inventarle una historia. Me pudrió. Esta no-historia y mi amnesia selectiva me pudrieron.

Casi las dos de la mañana y ni siquiera logro recordar el olor de ese bar.

Caigo en la cuenta de que sólo en Google se puede encontrar la libertad de inventar los segundos y los colores y las callecitas de Buenos Aires que tienen ese qué se yo…

Esta foto está presa. Presa, sí. De las coordenadas: calle Borges y plaza Cortazar. Palermo SoHo. Al sur de una Houston que no existe.

Esta foto y Ella compartiendo la tarde.
Partiendo la tarde, mejor.

¿Qué ficción?
Seeeee… vení mañana… Como mucho un ejercicio de estilo sugerido por Stephen King.


¿Y si lo cuento como una pesadilla, en blanco y negro? Ella también. Blanca y negra, llorisqueando.
Lo siniestro… ¿La mano? ¿Ella?

Busco la lupa del fotoshop. Ampliar. Entonces surge el contexto real, realmente escala de grises: tarde de verano en Palermo SoHo y la gran representación primermundista que viaja en llantas 17 con incrustaciones de perro.
¡Horrible!
Dice mi sentido común: ¡Basta, rompé la foto de una vez!
No.
O la foto es su propio texto o yo no tengo más ganas de escribir o la voz de Thom Yorke me satura de tal forma que sólo se me ocurre
(lalalalalala)
am up in the clouds
I am up in the clouds
And I can't and I can't come down
(lalalala)
No sé...

¿Contar sobre el vendedor? Quizá.
Un tipo afable, de muchos dientes símil oro, portando un maletín de ejecutivo combinado con sandalias.
Pudo haber sido buena. Un extranjero, inquilino de una casa tomada sobre la calle Honduras. Cada mañana recorre la ciudad ofreciendo su mercancía. Va lookeado. Con celular y sombrilla porta-anillos para los días de parada fija.

Pero no. Lo pierdo de vista.

Vuelve ella y llora. Me cuenta una historia de amor estilo milanesas con puré. Historia que no recuerdo haber vivido. Mucho maquillaje de pregunta para un clásico reproche: “¿Por qué no hubo para mí una familia con perro, esposo, hijos, jardín, vacaciones? (reproducir orden aleatorio)
Las manos de ella tienen uñas borgoña. Largas. Solía clavármelas imitando a Dita Von Teese. Su engaño es, casi, tan imperdonable como el mío.

La foto se devoró la historia y acá sigue sonando Yorke.
I am up in the clouds
And I can't and I can't come down


Reduzco el tamaño pero todo sigue allí.
Estaban los mozos. Políglotas, apolíneos ellos, que suspenden durante su servicio la realidad de regresar a casa en el Plaza, previo sortear (los días de lluvia) las alocadas carreras de las ratas de Retiro.
Ella llora. Los mozos sonríen (tiene plus en el recibo de sueldo).El vendedor ofrece collares y pulseras a dos mujeres. Se prueban, tocan.

Por un momento cambio posiciones. Soy el vendedor y descubro a un tipo que me saca una foto. Eyyy bwana is my hand…Terrible paliza, policía, cámara destruida.
Su llanto al cuadrado.

Ahora soy ella y ella una vendedora negra. Pienso: ¿tendrá hijos, perro, marido? Lloro porque jamás tuve algún amor que se extendiera más allá de simples espasmos.
De milanesas con puré a hot dog, sin escalas.

Cambio. Soy el mozo. Mido a la pareja y especulo con sus caras: el tipo tiene cara de boludo, quizá deje buena propina...
Nada.

Odio sentirme así. Ni una mísera palabra para esta foto. Foto de mierda. Instante de mierda.

Vuelvo a Cambiar el foco. En el sector de la izquierda, junto al baño (fumadores por supuesto) cinco tipos miran el partido. Boca es uno. Los veo felices en un mundo de cervezas creams.
¿Cuándo derogaron las leyes del Karma?

Ella y yo. Frikis “in very nice restaurant in Palermo District of Buenos Aires” (referencia incluida si fuésemos a parar a un alojador free de imágenes… Así como irá a parar la mano del vendedor si no la deleteo antes)
*

Yorke. Ella y Dita. Los mozos. Los jugadores de fútbol. Borges. Mangels. Toda esta mezcla en un par de píxeles.

Creo que miraba la mano para no verla. Es fea cuando llora. Dijo algo así como que se cansó de esperar y su voz comenzó a quebrarse.
Todos sabemos en qué recuerdo se nos quiebra la voz. Ella lo sabía y pudiendo evitarlo no lo hizo. Conozco ese viejo propósito.

Hasta el recuerdo del sonido arruina la imagen. Alguien había cargado la jukebox y Axel Roses desencajaba con el celeste pastel de las paredes, con el grito de gol, con el reflejo verde del traje exótico, con el llanto.

En ese momento puse el foco en el gran anillo… y apreté el botón.

Y ella gastando sus últimas palabras:

- …

Le pido que me repita la pregunta:

-digo… si no te da vergüenza seguir vivo?
*
No. Definitivamente, sobre esta foto, no tengo nada que decir.

Cifras






Salón Azul del Congreso de la Nación. Fueron más de 24.000 personas las que pasaron junto al féretro. Más de 24, las horas que lleva la televisión recordando pasajes de la reciente historia argentina.

Cuántos políticos fueron entrevistados? Muchos salieron de sus cuevas, quizá porque ya no está Alfonsín para refutar alguna de sus verdades (las de ellos)


Hoy será su gran despedida.
Hoy es 2 de Abril. Y el tiempo que encierran los números 1982-1983 quedará en la memoria colectiva de esta nación.

No son muchos los que pasan a formar parte de la historia.
No son muchos los que merecen pasar a la historia.


Conservo en mi propia fracción una madrugada de cintas rojas y blancas. Era Octubre y estábamos todos los sobrevivientes de pie. (Y nuestros muertos cargados en nuestras espaldas)

Festejábamos lo que había quedado de vida.
Y las palabras convicción, lealtad, democracia… Libertad, rondaron las plazas hasta el amanecer.

Alfonsín acaba de irse. Malvinas, a miles de kilómetros, aún no regresó a nuestra patria.


Tantos números, tanta gente, tantas palabras… Y la historia que se empeña en enseñarnos que su esencia sólo se traduce en hechos.


El pasacalle:

"Por las luchas de ayer, por los derechos de hoy, por la igualdad de mañana. Juventud Radical"
(Foto extraída de : www.elsigloweb.com)